Una novela de Sloan Wilson que cuenta la rutinaria y anodina vida de Tom Rath, un veterano de la II Guerra Mundial que no encuentra su lugar en el mundo. Descendiente de una familia rica venida a menos, Tom responde al estereotipo de padre de familia americano de los años sesenta. El libro cuenta las preocupaciones típicas de una familia con tres niños: la ambición por tener una vivienda mejor, por progresar en el trabajo, la preocupación por el dinero y la forma de pagar las facturas, el deseo de adquirir un nuevo vehículo…
Sin duda será el dinero lo que moverá, al menos durante gran parte de la novela, los intereses de unos y otros, se convertirá en el punto de unión de las diversas vidas que se entrelazan a lo largo de la historia. A veces unos tendrán demasiado, como el jefe de Tom en la Union Broadcasting Corporation; otras no se preocuparán de él, como la hija del jefe; otros lo gastarán y se arruinarán tan solo por seguir aparentando, como la abuela de Tom y otros serán capaces de falsificar documentos para obtener lo poco que queda, como el sirviente de la casa.
Dentro de toda esta maraña de intereses se encuentra inmerso Tom, cuya rutinaria vida parece complacerle hasta que una serie de acontecimientos le hacen sincerarse consigo mismo y con los demás. La verdad y la honestidad de este hombre pondrán el contrapunto a la frialdad matemática de los intereses monetarios. Será su esposa Betsy, una cumplidora ama de casa siempre perfecta, la que le inste a desarrollar interés por su nuevo trabajo y a ser sincero con su jefe. Esta sinceridad, que tan buenos frutos da a Tom en el trabajo, será extrapolada no solo a su matrimonio sino también a sí mismo. Su encuentro con Gardella, un antiguo compañero de batallón, supondrá un antes y un después en su vida. Recordará a María, a Mahoney y todo lo que sucedió en aquel oscuro periodo lleno de aviones, saltos y paracaídas que había quedado relegado a un rincón de su memoria.
Sin duda, un libro cargado de sinceridad y honestidad que nos invita a salir de los cánones marcados, a no ser como el resto de “hombres de traje gris”, a buscar nuestros propios intereses, salir de nuestra rutina y liberarnos, aceptándonos tal y como somos.
-A.
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